País de personalidad propia, castillos , ciudades medievales, vinos y buena comida
El patrimonio cultural francés es el fruto de una larga historia y de una pasión francesa por las artes. Cerca de 750 bienes culturales han sido declarados patrimonio mundial de la UNESCO. El patrimonio arquitectónico es particularmente importante, ya sea éste religioso, civil, militar o industrial.Los museos franceses poseen colecciones excepcionales que son una buena muestra de la historia del arte mundial, como el Louvre, o de las grandes escuelas de pintura francesas de los siglos XIX y XX. Francia también es el país de grandes escritores y compositores de renombre. También es la patria del cine , de directores conocidos, de actrices y actores de fama internacional.
Francia es el país más extenso de la Unión Europea y cuenta con una gran diversidad de paisajes. Situado en la punta oeste de Europa, el territorio metropolitano cuenta con cerca de 5.500 km de costas que bordean el mar del Norte y la Mancha, el océano Atlántico por el oeste y el Mediterráneo en el sur. Varias islas jalonan las costas, la más importante de las cuales, Córcega, está situada en el Mediterráneo.Los grandes macizos montañosos se reparten por el este y por el sur mientras que las planas fluviales de cuatro grandes ríos atraviesan el país: el Sena en el norte, el Loira y el Garona en el oeste, y el Ródano entre Suiza y el Mediterráneo.
Quizá sea la devoción francesa por la buena comida y el buen vino lo que atrae a tantos viajeros (al fin y al cabo Francia, con más de ochenta millones de visitantes al año, es el segundo destino turístico del mundo). Pero hay que saber que la gastronomía francesa es mucho más que bistrós parisinos, largos almuerzos al aire libre, comprar frutas y verduras en el mercado y desayunar cruasanes calientes comprados en la boulangerie (panadería). En París se puede aprender a hacer petits fours con los críos o darle la vuelta a las creps en Bretaña, probar vino con uno de los sumilleres más importantes del mundo en Burdeos, visitar un criadero de ostras en la costa atlántica, beber champán en viejas bodegas en Reims, visitar una plantación de melones en Provenza, recoger olivas, melocotones y cerezas en el caluroso sur... y comprender que, para los franceses, la comida es art de vivre (arte de vivir) y sustento por igual.
Situada en el centro norte de Francia, París es una de las ciudades más visitadas del mundo, además de ser cuna de algunos movimientos vanguardistas. Su larga historia y su rico patrimonio cultural, gastronómico y social hace que sea el destino preferido por miles de turistas, atraídos por fantásticos monumentos como el Arco del Triunfo, la Catedral de Notre Dame o la Torre Eiffel, entre otros, así como por las obras de arte que posee el Museo del Louvre. París es también conocida por todos como la Ciudad de la Luz, ya que la capital francesa fue la primera que dotó sus calles de luz eléctrica. Por otro lado suele ser denominada la Ciudad del Amor, debido al encanto y romanticismo que desprende pasear por sus calles.
Los Alpes marítimos dejan sitio a una costa quebrada de acantilados, turquesas y yates inalcanzables . Y es que ésta es otra Francia que poco o nada tiene que ver con demás regiones, excepto si hablamos de mantener el encanto intacto de sus ciudades y pueblos. La mágica luz de La Provence sigue inspirando a los viajeros (y muchos turistas con que cuenta en verano) tal cual lo hizo con esos pintores, ahora inmortales, que se enamoraron de la luz más pura y azul de toda Francia.La Provenza además sirvió de puente entre pueblos del Mediterráneo, desde la época romana que tantas huellas dejó en ciudades como Arlés, junto a Nimes conservadora de uno de los mejores anfiteatros que podemos ver en Europa, pasando por la Edad Media a través de pueblos de piedra con calles empinadas y murallas impermeables a los ataques venidos desde el mar.Esa es la esencia de La Provenza, esas son las ondas de las olas que aparcan yates y veleros en la bien llamada Costa Azul.
Los dominios de esta región de Francia guardan celosamente algunas de las joyas medievales más importantes de toda Europa. Ciudades amuralladas, castillos, fortalezas y catedrales de infinita belleza gótica configuran un panorama arquitectónico único, que junto a Carnac, centro mundial de la cultura megalítica y St. Michel, Patrimonio de la Humanidad, hacen las delicias de los amantes de la Historia del Arte
Carnet de identidad o pasaporte en vigor.
Para consultar las recomendaciones de viaje es conveniente consultar la web del Ministerio de Asuntos Exteriores de España ( Francia)
No hay recomendaciones especiales para viajar a Francia.
Para más información, consulte la siguiente página web de Sanidad
El idioma oficial es el francés.
Oceánico, continental, montañoso o mediterráneo, el clima de Francia es globalmente templado y varía al mismo tiempo de oeste a este y, sobre todo, al norte y al sur del Loira.
Durante todo el año, Francia disfruta de temperaturas clementes: ni demasiado frías, ni demasiado calientes. Son habituales también las precipitaciones abundantes y una insolación generosa. Cada región tiene, por supuesto, sus particularidades climáticas: más frescas y húmedas al norte y al oeste; más cálidas y secas alrededor del Mediterráneo.
En invierno, las nevadas en los macizos montañosos son la alegría de los amantes de los deportes de invierno . En las llanuras, la nieve es más escasa y cae esencialmente al norte del Loira. Y muy raramente en París.
En primavera, el termómetro supera pronto los 20° en el sur. En Niza o Cannes aparecen los primeros bañistas. Y a partir de mayo, todo el país va en camiseta. Los días se alargan, llega el momento de las primeras escapadas al campo y los aperitivos en las terrazas.
El verano es cálido y tranquilo. El sol brilla en todo el país. Hay para todos los gustos: a menudo Ajaccio o Marsella alcanzan los 30 °C y Brest o Deauville se mantienen sobre los 25 °C. Se broncean las pieles y se llenan las playas. Llega el momento de las grandes excursiones a la montaña y los paseos para descubrir las regiones de Francia.
En otoño regresa la lluvia, y el tiempo se vuelve más fresco a medida que se acerca la Navidad. En todo el país los árboles enarbolan nuevos colores. Los paseantes salen un poco más abrigados y se acortan los días.
El Euro . Además se aceptan cheques de viajero y tarjetas de crédito internacionales, como Visa, Master Card, American Express y Diners Club.
Es conveniente llevar los medicamentos que se necesiten en los envases originales y claramente etiquetados.
El clima es bastante frío en invierno, por lo que es recomendable llevar ropa de abrigo como cazadoras, jerséis, guantes, bufanda, gorro y chubasquero para no mojarnos en los días que llueva durante nuestra estancia. En cambio en verano hace bastante calor, por lo que se puede ir tranquilamente con unos pantalones cortos y una camiseta corta o de tirantes, pero sin olvidar llevar también jersey o alguna prenda de abrigo.Hay que tener bien en cuenta el calzado, ya que siempre que se tenga pensado caminar largas distancias es imprescindible el uso de calzado cómodo y transpirable, para evitar ampollas u otras lesiones en los pies.En invierno además de un buen calzado impermeable, es recomendable llevar calcetines gruesos para mantener bien calientes los pies.
En Francia no tienes porque pagar propina, porque en los precios ya se incluye el servicio y también cualquier impuesto local que pueda haber. El pagar una propina en cafés y restaurantes es algo accesorio, un detalle que se tiene cuando el camarero ha sido especialmente cuidadoso y queremos agradecer sus gestos. En este caso lo normal suele ser añadir entre un 5% y un 10% más del valor de la cuenta.
La corriente eléctrica funciona a 220 voltios a 50 Hz y se usa un conector doble de clavija redonda.